Fundación Anda Conmigo. Logopedia infantil. Deglución. Disfagia. Boadilla del Monte
Cuando un niño necesita tiempo y esfuerzo extra para que los líquidos y los alimentos pasen desde la boca hasta el estómago durante el proceso de deglución, se habla de disfagia.
La deglución es un proceso complejo dado el control del SNC sobre los movimientos, tanto voluntarios como involuntarios, de los distintos tramos de la deglución que son cuatro: la fase oral (dividida a su vez en la preparatoria oral y en la oral propiamente dicha), la fase faríngea y la fase esofágica que implican a su vez, y por orden a la boca, a la faringe y al esófago. Cualquier trastorno en alguno de estos tramos puede causar una incapacidad parcial o total para tragar y los síntomas variarán dependiendo de la edad y la parte perjudicada.
Esta dificultad para tragar, que a veces está asociada con el dolor, incluye conductas típicas al beber y comer como no poder usar utensilios para alimentarse adecuados a la edad, rechazar determinados alimentos o, incluso, no ser capaces de autoalimentarse.
Trastornos neurológicos como encefalopatías o parálisis cerebrales, enfermedades gástricas, pulmonares, cardiacas o de reflujo, o malformaciones estructurales como atresias esofágicas, labios leporinos o laringomalacias son algunas de las causas más frecuentes de las dificultades en la deglución que, a su vez, pueden causar diferentes síntomas:
Siempre que aparezcan uno o varios de estos síntomas, los padres deben acudir al pediatra para que examine al pequeño e intente diagnosticar si existe disfagia.
Mientras el especialista estudia su caso y determina cuál es el tratamiento, los padres deben adaptar la dieta del niño dependiendo del grado de su disfagia siguiendo las indicaciones médicas y procurando que se alimente de forma variada y equilibrada. Es posible que necesiten recurrir a medidas como utilizar espesantes naturales como el almidón, triturar los alimentos o realizar varias comidas al día.
No existe un solo tratamiento para los trastornos en la deglución y su duración e intensidad dependerá de la edad del niño, su salud, su historial médico, la enfermedad asociada, la tolerancia a las terapias y las expectativas en cuanto a la evolución de su estado.
En base a los resultados del diágnostico se valorará realizar intervenciones médicas, terapias, ejercicios para mejorar y/o corregir la postura a la hora de la deglución o, en aquellos casos que sean muy graves, implantar un tubo de alimentación.
Dado que las consecuencias de la disfagia a largo plazo pueden ser muy graves, ya que implica peso deficiente, desnutrición, neumonía por aspiración, aversión a la comida o deshidratación, es importante que los padres estén atentos a cualquier síntoma y acudir al especialista si creen que alguno de sus hijos puede sufrir esta patología.
En Fundación Anda Conmigo tratamos de forma multidisciplinar los trastornos que afectan a la deglución y a la alimentación. Consúltanos si crees que alguno de tus hijos necesita ayuda.